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14, noviembre 2016 - 9:07

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Nota-Fut-panama

 

POR JOSÉ ÁNGEL PARRA

La élite del futbol del área de Concacaf aún ve con recelo al balompié canalero. La historia decreta que la selección de Panamá jamás ha clasificado a una Copa del Mundo. De hecho, tampoco ha asistido a los Juegos Olímpicos. Pobres números y nulo punch para desafiar, a lo largo del tiempo, al “Gigante de la Concacaf”, como aún se le conoce a México.

Mas, ¿por qué se ve hoy con signos de alerta al representativo canalero? La evolución que ha tenido con el correr de los años le permite presumir el hecho de haber clasificado a cinco Mundiales Juveniles (2003, 2005, 2007, 2011 y 2015). De igual forma ha estado en dos ediciones Sub-17 (2011 y 2013). Y a nivel mayor, presume dos subcampeonatos en Copa Oro: 2005 y 2013, frenado en ambos por Estados Unidos.

Referentes de su historial futbolístico son el fallecido Rommel Fernández –cuyo principal estadio, hoy en día, lleva su nombre–, así como los hermanos Armando, Julio y Jorge Dely Valdés. El primero de ellos, Rommel, nacido a principios de 1966, ganó en popularidad delante de la afición canalera. Militó en el Tenerife de España, en Segunda División, al que logró ascender gracias a su contribución goleadora.

Efectivo cabeceador, dio el brinco al Valencia FC y un año después al Albacete, sede donde perdió la vida en 1993, en un accidente automovilístico. A la fecha, dirigentes del club ibérico y miembros de la peña de Rommel asisten año con año al árbol donde se estrelló el futbolista para recordar las hazañas del jugador más importante del país canalero.

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Sin embargo, no podemos hacer menos a Armando Dely Valdés. Nacido en 1964, el mayor de los hermanos Dely se ganó el sobrenombre de “Pelé panameño”, a partir de su gracia para conducir el esférico. Sobresalió en Argentinos Juniors, en la Primera División de Argentina. Falleció a los 40 años, en agosto de 2004, a partir de un infarto cerebral.

Sus hermanos, los gemelos Julio y Jorge, también han contribuido al despertar de su futbol. El primero de ellos, Julio, sobresalió en el Nacional de Uruguay y cosechó estadías en el Cagliari de Italia, el París Saint Germain, de Francia, y el Oviedo y Málaga españoles, antes de retornar al Nacional y retirarse en el Árabe Unido de Panamá. Llegó a ser seleccionador nacional y es otro referente. Su gemelo, Jorge, tuvo un largo historial en el balompié japonés y de regreso al Continente Americano, pasó por el Nacional charrúa y el Árabe Unido, donde terminó por retirarse, junto con su hermano.

Actualmente, y a partir de estos jugadores, que lograron volar más allá de su nación, Panamá reúne una generación prometedora. Su portero, Jaime Penedo, milita en el Dínamo de Bucarest; Felipe Baloy, viejo conocido de México, se mantiene activo, ahora en el Ríonegro Águilas, de Colombia; pero entre los referentes de la zaga están Fidel Escobar, quien juega en el Sporting de Lisboa, y Román Torres, el capitán, jugador del Seattle Sounders, consagrado a la polémica mano que “acuchilló” a los canaleros en aquella Copa de Oro 2015, frente a México, que terminó por salvar al Tricolor del “Piojo” Herrera.

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Al ataque, Roberto Nurse juega en la Liga de Ascenso, con los Mineros de Zacatecas, y Luis Tejada, el famoso “Matador”, aún continúa activo como seleccionado nacional, bajo la mirada del colombiano Hernán Darío Gómez.

Panamá es, hoy por hoy, una de las promesas futbolísticas de Centroamérica. Está de vuelta en un Hexagonal y 2017 podría servirle para marcar historia: clasificar por primera vez a una Copa del Mundo, en Rusia 2018.

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