7, septiembre 2014 - 20:13
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DENVER.- La de este domingo fue sin duda una de las llegadas más tranquilas y satisfactorias que tuvieron aficionados y medios de comunicación en el arribo del Tricolor a esta ciudad, luego de largos, pero largos años.
Si bien los procesos de llegadas del combinado mexicano a una ciudad cambiaron con el arribo de Miguel Herrera al timón, pues salen por las puertas adecuadas y no “sacándole la vuelta” a medio mundo como ocurrió en el proceso del Chepo de la Torre, los seguidores de la ciudad y medios de comunicación fueron recompensados como deben.
La poca gente también ayudó a que en el aeropuerto de Denver no se generara un caos, sin tumultos. Apenas una veintena de aficionados se acercaron a pedir la foto del recuerdo y los típicos autógrafos, en tanto que los comunicadores pudieron grabar y tomar nota de cada uno de los seleccionados, quienes a paso lento y entre pasajeros dialogaron abiertamente por algunos minutos.
El recorrido fue con total normalidad ante la sorpresa de los pasajeros estadounidenses, quienes no reconocían a los jugadores. La tranquilidad se dio entre charlas y un buen ambiente pese a las bajas por lesión de Francisco Rodríguez y Giovani dos Santos.
El avión del Tricolor aterrizó a las 17:30 horas de la ciudad -18:30 de México-, por lo que después de entrenar a temprana hora en San José, California, y tras el viaje a Denver de casi tres horas, los jugadores fueron por sus maletas y subieron al autobús que los trasladó a su hotel de concentración para descansar y concentrarse en el duelo de mañana contra Bolivia. (Luis García Olivo/Fotos Jorge Barrera/Enviados especiales)