POR RAFAEL HUESCA GONZÁLEZ

CELAYA.- Con la presencia de familiares, amigos y medios de comunicación, la directiva de  Toros del Celaya junto con Emilio Butragueño, develaron la placa, que a partir de ayer hizo oficial el cambio de nombre del estadio Miguel Alemán a Monumental Estadio de Futbol Emilio Butragueño Santos.

La ceremonia fue emotiva y contó con la presencia de los directivos del club, Alan Achar y Guillermo Lara, así como del secretario de Turismo del estado, en representación del gobernador.

Luego de develar la placa correspondiente, Emilio tomó la palabra y expresó: “Quiero dar las gracias a la directiva de aquella época, no puedo olvidar a todos mis compañeros, quienes fuimos capaces de generar una ilusión. Nunca olvidaré la primera pregunta que me hicieron cuando llegué: ‘¿Usted sabe que viene a un equipo que es candidato al descenso?’, y llegamos a la final”, puntualizó.

Emilio recordó que uno de sus hijos vivió muy chico en la ciudad, y toda su familia es celayense: “Volver aquí supone mucho para nosotros, me acompañan dos de mis hijos, uno de ellos vivió muy chico aquí y tiene sangre celayense, y nosotros también somos celayenses. Celaya supone mucho, sentimos esta ciudad como parte de nuestra vida. El hecho que hayan tenido a bien, algo impensable para mí, que el estadio de los Toros lleve mi nombre, y nunca lo olvidaré. Lo agradezco profundamente. Hoy es un día muy especial para mí”, comentó.

No dejó de lado agradecer a la directiva actual del equipo, y pedir el apoyo de la afición para que logren los objetivos. “A Memo y Alan sí les quiero decir que como soy un gran aficionado a Celaya les agradezco el interés por el club y la inversión. Es importante que ellos tengan el apoyo de todos. El futbol puede hacer una buena labor social para la juventud, deben involucrarse todos para bien el proyecto es sólido, soy optimista, reitero mi agradecimiento. Gracias por su tiempo”, así terminó el homenajeado su participación, visiblemente emocionado.

Al final, Butragueño se fundió en un fuerte abrazo con su padre. Después, lo hizo con su familia y directivos del Celaya e intentó volver hablar, pero la voz se le quebró y sus ojos estuvieron al borde lágrimas, por la emoción.