25, octubre 2015 - 0:25
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A 23 AÑOS de su partida, amigos y familiares recordaron al suicida del ring Oro con una misa en la Arena Coliseo a las 13 horas este 24 de octubre. Oro revolucionó la lucha aérea e inspiró a otros gladiadores, quienes siguieron su estilo. De hecho, su vida y su carrera fueron una inspiración para escritores, profesionistas y pintores como el conocido muralista Miguel Valverde. El artista reconoció que le llamó la atención su estilo, su estética y que tenía sus cuadernos forrados con la imagen del luchador. Y es que en el mural que actualmente se puede apreciar en el pórtico de la Arena México está la imagen de Oro en un mortal hacia fuera del ring como los que realizaba en vida. Hijo del luchador Calavera II, recibió sus primeros pasos en la lucha libre para ser pulido, más tarde, por el Diablo Velasco. Formó parte de la facción de Los Metales con su hermano de Plata, acompañados por Platino, que desde su debut a finales de 1990 logró ser una sociedad tan espectacular como efectiva.
Posteriormente tomó distancia de la sociedad de los Metales para emprender proyectos y rivalidades por su cuenta, se hizo merecedor del mote del “Suicida del Ring” por la valentía y destreza de sus ejecuciones. Tuvo como rivales a luchadores muy fuertes como Kahoz y Mano Negra, este último a quien arrebató el prestigiado Campeonato Mundial Medio de la NWA y con quien se esperaba que se pactaría la lucha de máscara contra máscara. Su carrera subió como la espuma y eso le valió que fuera llamado para presentarse en Japón y luchar haciendo sociedad con Último Dragón y Mil Máscaras, causando gran revuelo en el lejano oriente. Reconocido, respetado y admirado por aficionados y compañeros de trabajo, era todo un ejemplo dentro y fuera del ring, ya que a pesar de estar en la cumbre de la lucha libre mexicana era una persona humilde que nunca perdió el piso ni dejó de aprender tanto de la lucha libre como de la vida. Dejó la piel en cada combate, pues luchaba con una entrega y pasión pocas veces vistas, pero desgraciadamente la lucha libre le cobró la factura más alta que puede haber, la propia vida.