21, octubre 2015 - 15:57
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El Real Madrid logró este miércoles en el Parque de los Príncipes un valioso empate (0-0) que les deja en buena situación para acabar primeros la fase de grupos de la Liga de Campeones y, de paso, empequeñece la leyenda del París Saint-Germain.
El resultado es bueno porque devuelve a los españoles la ventaja de campo para liderar el grupo, pero sabe a poco porque un Real Madrid plagado de bajas dejó una gran sensación de superioridad, basada en su dominio táctico que le permitió tener más ocasiones.
El Real Madrid logró convertir al PSG en un equipo menor, pese a afrontar el duelo con toda su plantilla, impresionante. Ambos siguen invictos y, en el caso blanco, sin haber recibido un gol en la Liga de Campeones y solo dos en la doméstica. Por diferencia de goles, el Real Madrid conserva el liderato del grupo.
Rafa Benítez le ganó la batalla táctica a Laurent Blanc y el resultado fue un Real Madrid que dejó una buena sensación y que no marcó porque Ronaldo no tuvo fino el punto de mira y porque Trapp efectuó un par de buenas paradas.
El equipo “defensivo” que Blanc había descrito la víspera refieriéndose al Real Madrid resultó ser una roca, un prodigio táctico ideado por Benítez que deja al genio de sus atacantes la tarea de marcar.
Mermado en ese sector, con Benzema y Bale ausentes, Ronaldo fue el principal referente, aunque el portugués marró dos buenas ocasiones, una en cada tiempo, de cabeza la primera y en tiro cruzado en la segunda.
Había augurado Blanc que el Real Madrid se echaría atrás en el Parque de los Príncipes, pero Benítez ordenó adelantar líneas, un movimiento táctico que ahogó a los franceses, enredados en la tela de araña madridista, incapaces de crear peligro.
La posesión fue parisiense en el primer tiempo, pero tan inocua como eficaz la presión madridista. Tal y como temía Blanc, aunque seguro que el entrenador parisiense no se aguardaba tanta trinchera, un campo minado que el PSG no está acostumbrado a encontrarse en su liga.
Benítez ganó la batalla táctica. Colocó mejor sus peones, situó en situación más favorable a sus legiones y convirtió el partido en su escenario predilecto, el de una batalla táctica.
En ese escenario se sumergió el PSG y resurgió el Real Madrid, que acabó lanzado en el área rival, llevando a la gritona grada parisiense una constante sensación de que se mascaba la tragedia.
Jessé y Marcelo convirtieron la banda izquierda en un coladero, que solo la falta de puntería y el acierto de Trapp evitaron que se concretaran. Ronaldo, de cabeza, tuvo en el 36 la mejor ocasión madridista y el meta alemán del PSG se estiró para pararlo.
El programa se repitió en el segundo periodo y Blanc decidió refrescar las bandas con la entrada de Pastore y Lucas en sustitución de Cavani y Di Maria, muy desdibujados ambos. Un movimiento al que Benítez respondió reforzando el centro del campo con Modric y Cheryshev.
Si ya era sólido el conjunto blanco, se convirtió en un bloque de hormigón armado en el que se asentó el sable de su contra.
El croata la lanzó en el 72, tras un saque de córner del PSG que pilló sorprendida a la zaga francesa. En igualdad numérica, el balón, tras pasar por Jessé, llegó a botas de Ronaldo que, algo escorado, cruzó demasiado su disparo.
El duelo volvió a su tónica habitual, con un PSG oxidado ante un Real Madrid muy asentado. Un espectador irrumpió para saludar a Ronaldo en el tramo final y el estirón último de los franceses volvió a ser en vano.